ARTE URBANO

"Mei, Suri & The Nekos": conocé este icónico mural del Barrio Chino

Descubrí la historia que nadie te contó, una que entrelaza la inteligencia artificial, el arte y un emotivo homenaje que solo los más curiosos pueden descifrar.

Portada de "Mei, Suri & The Nekos": conocé este icónico mural del Barrio Chino

La obra más fotografiada del Barrio Chino de Buenos Aires [Imagen], por Ruta China.

Por Agustin Dominguez Prieto

Última actualización el 28 de agosto de 2025

El Barrio Chino de Buenos Aires tiene un mural que se convirtió en un punto de referencia para locales y turistas. La obra, titulada “Mei, Suri & The Nekos”, es una creación artística con numerosos secretos y simbolismos. El origen se encuentra en la visión de Diego Alcaraz, socio fundador de la pizzería Pizza Data, quien buscó transformar una pared descuidada en una obra de arte, que se enlace con la cultura del barrio.

La inspiración detrás del arte

La idea del mural surgió de la necesidad de Alcaraz de mejorar el entorno de su nuevo restaurante. Con una pared en mal estado frente a su local, decidió crear un mural con la estética asiática y su propia historia. Para ello, utilizó inteligencia artificial con el objetivo de obtener las ideas iniciales, las cuales luego fueron desarrolladas por un equipo de talentosos muralistas. 

La dirección artística estuvo a cargo de Alejandra Moreno, la ejecución fue realizada por Suyay Brillaud durante dos meses, y Juan Danna se encargó de los detalles finales. El proyecto, financiado por Pizza Data, se llevó a cabo sin la interferencia de marcas externas, lo que les permitió una total libertad creativa.

Mural barrio chino I Time-lapse I Interval productora audiovisual

Los símbolos y significados del mural

El mural es una composición de múltiples elementos. En el centro, se encuentra Mei, una niña de estilo anime que muerde una porción de pizza. Esta imagen simboliza la fusión de culturas de Buenos Aires y Oriente, así como una referencia a la pizzería que patrocinó la obra. A la derecha, Suri, la perrita pug de Alcaraz, que fue inmortalizada en el mural tras su fallecimiento. 

Otros elementos simbólicos incluídos son:

  • Los Nekos: gatos que saltan entre los tejados, inspirados en los populares maneki-neko de la suerte. Uno de ellos sostiene un cuenco con el nombre del café vecino, un guiño colaborativo.
  • Los farolitos: inspirados en los festivales asiáticos.
  • La frase china: la frase "到此一游" (dào cǐ yī yóu), que significa “yo también estuve aquí”, fue escrita por el Rey Mono en el cuento "Viaje al Oeste". 
  • Insectos ocultos: diez insectos diminutos escondidos entre los detalles del mural. Esto invita a los observadores a mirar con atención y descubrir la obra en su totalidad, no solo para una foto.


"Mei, Suri & The Nekos", el famoso mural de Barrio Chino [Imagen], por La Nación.

Pizza Data

El mural tiene la esencia de Pizza Data, la pizzería de Alcaraz. Se diferencian por su uso de sistemas de cámaras cenitales para monitorear la calidad de cada pizza, hornos con termómetros WiFi que reportan datos en tiempo real, y procesos semi-automatizados con robots de cocina. Además de su enfoque tecnológico, la pizzería enfatiza la importancia de la cocina real, con la utilización masa madre y sin atajos.

Así estaba antes la pared que alojó el mural "Mei, Suri & The Nekos" [Imagen], por La Nación.

El Barrio Chino 

El Barrio Chino de Buenos Aires tiene sus orígenes en los años 80, cuando la Asociación Civil de los Taiwaneses en Argentina se convirtió en un punto de encuentro para la colectividad. Este espacio de reunión, junto al restaurante Todos Contentos y el supermercado Casa China, formaron el núcleo inicial del barrio en la intersección de las calles Arribeños y Mendoza. 

Con el tiempo, el comunicador social Carlos Lin se convirtió en una figura clave en la difusión de la cultura china, con eventos que ayudaron a consolidar la identidad del barrio como un emblema de la diversidad cultural. La construcción del icónico arco de entrada, traído desde Asia y adornado con dragones y leones, marcó la consolidación del sitio como un destino turístico. Este crecimiento transformó al barrio en un centro de festivales, gastronomía y experiencias culturales que atraen a miles de visitantes cada fin de semana.

La expansión fue impulsada por el proyecto VíaViva, que aprovechó la liberación de los terrenos de la antigua traza ferroviaria. Esta iniciativa, promovida por el Gobierno de la Ciudad, creó un nuevo corredor peatonal y gastronómico que se extiende por más de seis hectáreas. 

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