GASTRONOMÍA

El Desembarco, una historia gastronómica de película

La cadena de hamburguesas que revolucionó el paladar argentino tiene una historia muy poco conocida. Descubrí cómo esta apuesta se convirtió en un verdadero fenómeno.

Portada de El Desembarco, una historia gastronómica de película

Una de las sucursales de El Desembarco, desde adentro [Imagen], por Web Retail.

Por Agustin Dominguez Prieto

Última actualización el 9 de septiembre de 2025

Imaginate llegar a una ciudad gigante con apenas unos pocos billetes en el bolsillo. Eso le pasó a Julio Gauna. Pero en menos de diez años, se convirtió en un negocio gigante de hamburguesas. Este crack marplatense, que arrancó con solo $300, hoy vende 200 mil hamburguesas por mes. Tiene 48 locales por todo el país y hasta se animó a abrir una sucursal en Miami. Esta historia, que él mismo compartió en una entrevista con InfoBae, es una muestra de que con ganaslaburo se pueden lograr cosas increíbles.

Un comienzo cuesta arriba

Julio no la tuvo fácil al principio. En junio de 2007, cansado de los robos y de que no podía ascender en su trabajo en Mar del Plata porque no tenía título universitario, decidió jugársela. Su papá le dio $50 para el pasaje y con eso se subió al micro rumbo a Buenos Aires. Trabajó de camarero, en un hotel y en un restaurante, hasta que consiguió un puesto más estable en una empresa de cable. Ahí se quedó diez años. Pero un divorcio y la imposibilidad crecer lo empujaron a buscar algo nuevo. 

Con $500.000 que consiguió de un acuerdo con su empresa y la ayuda de tres amigos, se mandó a poner una hamburguesería. No sabía nada de gastronomía (¡solo había sido lavacopas en Mar del Plata!), juntaron un millón de pesos entre todos. Con la ayuda de su papá, que era militar retirado, Julio armó el primer local en el barrio de Boedo.

Julio, el ideólogo detrás de El Desembarco [Imagen], por Forbes.

El nombre del lugar, El Desembarco, no es casualidad. Es un homenaje a la Base Naval de Punta Alta, donde Julio creció. Por eso, las hamburguesas tienen nombres de barcos famosos de la Armada Argentina, como San Antonio o General Belgrano. El día de la inauguración, en junio de 2017, la gente hizo dos cuadras de cola. 

La alegría duró poco. Menos de un año después, estaba fundido, a punto de cerrar el local. Se confió, no entendía de cómo manejar un negocio de comida, ni de que la plata de la caja no era toda suya.

Las redes y el delivery al rescate

Esa crisis lo hizo cambiar de rumbo. Gracias a Tomás Calvagna, el creador del “Club del Bajón”, Julio empezó a meterse de lleno en Instagram y el marketing digital. Al mismo tiempo, una chef que conocía, Mariela, lo ayudó a mejorar las recetas y a organizar la cocina. Le enseñó a controlar el inventario, los costos, todo. También se la jugó con el delivery a través de Glovo. Aunque la comisión era alta, le sirvió un montón. Para fines de 2019, El Desembarco ya era la segunda hamburguesería con más ventas online de Argentina. Así, Julio no solo salvó su negocio, sino que abrió dos más. Cuando llegó la pandemia, ya tenía siete locales.

La pandemia, que para muchos fue un desastre, para El Desembarco fue una oportunidad. Como la gente estaba en casa, las apps de delivery explotaron. Julio aprovechó y se puso a estandarizar la producción

Franquicias y el salto a Miami

Con la producción controlada y los camiones propios, Julio pensó en las franquicias. Primero con amigos, y después con inversores que ponen entre US$60.000 y US$80.000. De repente, tenía 18 locales. Gracias a ese modelo, El Desembarco ya está en siete provincias y esperan llegar a diez para fin de año, incluyendo Chubut, Jujuy y Chaco. 

Lejos de conformarse, abrió tres locales en Miami, Estados Unidos. Ahí, la clave fue ofrecer un producto artesanal con carne 100% argentina. Ya venden 5.000 hamburguesas por local al mes en Miami.

Así son las hamburguesas que ofrece El Desembarco [Imagen], por Diario La Ciudad.

El crecimiento de El Desembarco no es magia, sino el resultado de mucho laburo y de no rendirse nunca, aunque Julio dice que "casi se fundió 20 veces". Llega a su casa a las 2 de la mañana, se levanta a las 5 para inaugurar un local. El año pasado viajó 70 veces en avión. Para él, el secreto no es solo vender franquicias, sino mantenerlas vivas. Eso significa estar encima, cuidar la experiencia del cliente y que la gente se sienta bien atendida.

Julio sueña en grande: quiere 200 locales para 2027. Quiere que El Desembarco sea la mejor hamburguesería, llegar a todos lados, seguir creciendo en Estados Unidos y hasta pisar Europa. Desde esos humildes $300, este emprendedor demostró que con pasióndedicación y una buena estrategia, se pueden conquistar los sueños. Su historia es una inspiración para cualquiera que quiera emprender y dejar su marca.

También puede interesarte

Portada de La tendencia de las mistery box
GastronomíaLa tendencia de las mistery box

¿Te intriga saber? descargá la app, registrate y explorá, seleccioná la categoría y el paquete sorpresa con al menos 50% off, confirmá, aboná, y retirá. Pero antes, leé la nota.