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AMBIENT
Para la producción de energía eólica se necesitan vientos con corrientes intensas y permanentes. El efecto que hacen sobre los molinos y los aerogeneradores produce la conversión [Imagen], por BBVA.
Las energías renovables crecen sin parar en América Latina. Son varios los países que destacan por su capacidad de generación. Con un notable 62% de electricidad producida a partir de fuentes limpias, la región lidera a nivel global y establece un modelo de transición que otros continentes podrían emular.
Latinoamérica es vanguardista en energía renovable, en gran parte, gracias a su legado hidroeléctrico. Tiene un crecimiento alentador en el uso solar y eólico, con porcentajes que suman un 14% en conjunto desde 2015. Este significativo incremento sugiere una diversificación progresiva de la matriz energética, la cual es crucial en un contexto mundial que demanda soluciones sostenibles.
El 43% de la generación eléctrica proviene de centrales hidroeléctricas, seguido por un 8% de energía eólica y un 6% solar. Sin embargo, el avance no es homogéneo. Mientras Uruguay, Chile y Brasil superan las cifras promedio, otros como Ecuador, Colombia, Guatemala y Perú se encuentran rezagados, con porcentajes muy bajos.
Chile es un líder indiscutible en la producción de energía. La capacidad de aprovechar la intensa radiación del desierto de Atacama le permite alcanzar un 20% de participación solar en su matriz eléctrica, un logro que lo coloca entre los mejores del mundo. El país tuvo un aumento contundente en su capacidad solar, pasó de un 1.9% a un 20%, consolidándose como un modelo digno de imitar.
Por su parte, Brasil obtuvo avances eólicos sobresalientes. Es el segundo país del mundo, después de China, con un incremento de gran magnitud en este sector. La electricidad eólica alcanzó un 13%, comparado con el 3.7% de años atrás. Con el programa Proinfa, lanzado tras la crisis eléctrica de 2001, fue una de las claves para fomentar el uso de energías renovables, que faciliten la inversión y el desarrollo de proyectos.
Argentina no se encuentra entre los líderes del ranking global, pero muestra señales de desarrollo renovable. En la generación de energía a partir de fuentes alcanzó un 15.1% de la demanda eléctrica del país, impulsado principalmente por proyectos eólicos y solares.
Cuenta con un potencial envidiable para el despliegue de energías limpias, pero enfrenta desafíos significativos. Las políticas públicas deben adaptarse para facilitar la transición y fomentar la inversión en el sector. En principio, un marco regulatorio más sólido que incentive la inversión y permita un crecimiento sostenible en la materia.
Con el aumento de la demanda eléctrica, es apremiante que las matrices energéticas latinoamericanas se multipliquen. Este desafío debe complementarse evitando una mayor dependencia de combustibles fósiles e importaciones de gas. La colaboración entre gobiernos, empresas e instituciones es primordial para llevar las ideas a los hechos.
La transición hacia energías limpias beneficia a los países desde el punto de vista ambiental y significa una gran oportunidad económica. Estas son una alternativa viable para el desarrollo sostenible, la creación de empleos y el fomento de la innovación.
[Imagen], por Forbes.
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