
Una propuesta, de elaboración artesanal, orientada al consumo consciente. Enterate de qué trata y cómo busca el éxito en un mercado saturado de opciones procesadas.
GASTRONOMÍA

Un nuevo clásico porteño.
Kalis Pizza es un concepto innovador que mezcla la tradición napolitana con un enfoque moderno. Esta pizzería, situada en el barrio porteño de Núñez, se convirtió en el local de moda, una afirmación que se justifica en sus más de 700 porciones individuales ("slice") vendidas cada noche. El panadero Franco Kalifon, fundador de la exitosa marca Kalis Pan, lidera este proyecto que rompe los moldes de la clásica pizza porteña y propone una experiencia de "fast good" con ingredientes premium y una masa de fermentación prolongada.
La carta de Kalis ofrece exclusivamente cuatro pizzas por porción. Cada slice se arma al momento y se sirve en platos biodegradables. Los sabores son:
Todos los slices mantienen un precio aproximado de $6.500 ARS (2025). El restaurante complementa su oferta principal con un dip de salsa ranch y "coquitas" (Coca-Cola) de botella de vidrio bien frías.
Formato minimalista y una pizza de alta calidad técnica.
El local de Kalis Pizza se ubica en O’Higgins 3578, esquina Crisólogo Larralde, y opera de noche (miércoles a domingo, 19:00–23:30). El diseño del restaurante es sencillo y moderno, con paredes de tono azul petróleo y una barra iluminada que permite ver la cocina. El concepto prioriza la agilidad y la informalidad. No hay servicio de mesas ni se toman reservas. Los clientes piden en el mostrador y consumen de pie en el interior o en la vereda.
La calidad de los ingredientes constituye una de las claves de su éxito. Kalis emplea tomates San Marzano importados, muzzarella especializada y un pepperoni artesanal desarrollado en colaboración con el charcutero César Wilson.
En la etapa final, el maestro pizzero esparce queso parmesano recién rallado sobre la pizza.
Kalis Pizza representa la culminación del estudio y la experimentación de Franco Kalifon en Nápoles y Estados Unidos. Este desarrolló una masa madre con una larga fermentación que resultó en una base muy fina, aireada y crocante, la cual se cocina en un horno de piedra de alta temperatura durante aproximadamente seis minutos por porción. El resultado final es una pizza descrita como “finita, crocante y jugosa”, con influencias neoyorquinas e italianas.
Un fenómeno social que “rompió todos los moldes” de la gastronomía del barrio.
En las últimas semanas, se registraron filas que dan vuelta la esquina desde las 20:00 en la puerta de Kalis Pizza, un reflejo la creciente demanda por sus pizzas artesanales. Vecinos, transeúntes y clientes habituales coinciden en que la espera forma parte de la experiencia, mientras se percibe el aroma del horno de madera que se mezcla con la energía de la gente.
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