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GASTRONOMÍA

Marc Miguez, la cara de la focacceria más viral de Buenos Aires (Instagram/Marc Miguez).
Es menor de edad, nació el día mundial del chef y es la cara visible de uno de los establecimientos gastronómicos que más ha llamado la atención en la ciudad de Buenos Aires en el último tiempo: La Casetta Focacceria, un pequeño local ubicado en Avenida Callao que ya conquistó el paladar de cientos de personas.
La pasión por una actividad puede ser algo que acompañe a una persona desde el momento en que nació, un gusto adquirido con el tiempo o simplemente una emoción insuperable que se genera de un momento para otro. Pero en el caso de Marc, la cocina fue algo que formó parte de su vida desde que era un pequeño niño: “Empecé muy de chiquitito. Me regalaron un curso para ser cocinerito en el UTHGRA (Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina) cuando tenía siete años, y de ahí me enamoré. Sentí que era un arte muy completo. Arranqué a cocinar en mi casa con emprendimientos de pastelería y de cositas que me iban saliendo, que me enamoré tanto que de ahí empecé un ABC en el IGI (Instituto Gastronómico Internacional), hice la carrera y, actualmente, estoy estudiando en el IAG (Instituto Argentino de Gastronomía)”.

La cocina como pilar en la vida de Marc Miguez (Instagram/Marc Miguez).
Siempre que uno comienza a dar sus primeros pasos en un mundo nuevo, busca tomar la figura de alguien ya reconocido en el ambiente para consolidarlo como un personaje a seguir. Para el argentino de tan solo dieciséis años de edad esa persona es el cocinero español Ferran Adrià, a quien conoció a través de su madre y sirvió como primera conexión con el arte de la gastronomía. Sin embargo, Marc reconoció que emblemas como Damian Betular, Germán Martitegui, Osvaldo Gross y el Gato Dumas también son algunos de sus referentes en su camino en la cocina.
Hoy en día, Marc no es un simple joven argentino de dieciséis años, sino que es el dueño y la cara visible de uno de los proyectos gastronómicos más novedosos de la capital argentina en el último tiempo: La Casetta Focacceria, una focacceria dentro de un pequeño puestito instalado en plena calle. “El proyecto de la focacceria nace hace un tiempo, que yo hablaba con mi padre diciéndole lo copado que sería abrir una focacceria en un kiosco de diarios. Era lo primero que habíamos pensado, y por temas de habilitaciones después no nos lo permitieron. Y lo pudimos abrir en este lugar que estamos ahora, que es más chiquito que un puesto de diarios, que mide tres metros cuadrados, y es una locura”, cuenta Marc acerca de los inicios del establecimiento.

La inauguración de “La Casetta Focacceria” (Instagram/Marc Miguez).
A su vez, también recuerda como una parte fundamental en el arranque de la focacceria una obsesión que él tenía cuando viajaba junto a sus padres de niño con los food trucks, algo que se puede ver reflejado en la estética del lugar actual.
Y si uno se detiene a pensar en el establecimiento en sí, es una locura: una focaccería instalada dentro de un lugar más pequeño que un puesto de diarios, que ya de por sí no es un lugar espacioso. No solo por la fusión de un puesto gastronómico en un sitio así, sino también por la complicidad que debe existir en todo momento, algo también reconocido por Marc: “El obstáculo más difícil es el tamaño, que tenga tres metros cuadrados es una locura, muy difícil. Nos cuesta mucho organizarnos con mi viejo. Si vienen, van a ver que estamos todo el tiempo chocándonos, nos llevamos puestos, pero es lo que podemos hacer en ese lugar tan reducido”. Aunque distinguió que es un aspecto bizarro, pero a la vez divertido, el argentino espera con ansias la expansión a un local más grande en un futuro.
Ambiciosos, posibles y, hasta incluso, imposibles, pero los sueños también forman parte del emprendimiento de Marc: “Sueño con que la focacceria se expanda, empiece a mejorar y salgan cosas copadas y proyectos nuevos. Mi sueño siempre en la cocina fue poder viajar por el mundo estudiando cocina y aprendiendo de la gastronomía mundial, que es un arte muy étnico y me llama mucho la atención”.
Si hay algo que Marc reconoce como pata primordial en el emprendimiento de la focaccería más allá de la propia focaccia, son las redes sociales, un elemento que se ha convertido en una plataforma propulsora en un montón de ambientes.
“Las redes sociales me parecen bastante importantes. Soy bastante malo con el tema del manejo, pero estoy ahí metiéndole mucho esfuerzo y ganas a editar videos. Empecé esta serie de “Cincuenta días hasta que mi focaccería sea un éxito”, que le empezó a ir bien y eso repercutió también en el movimiento de la focaccería: aumentaron las ventas, empezó a venir gente que se copó con el proyecto a venir a hacer cosas. Lo veo como uno de nuestros ejes principales y le quiero dar mucha bola”, señala Marc sobre el rol de las redes sociales en el proyecto de la focacceria.
Y es una realidad. Hoy en día, el perfil de Instagram de la focaccería cuenta con más de 35 mil seguidores y un repertorio de videos con cientos de miles de reproducciones.
Las delicias de la focacceria de Marc Miguez (Instagram/Marc Miguez).
Decir que la vida de Marc en este momento se encuentra entre una balanza de cosas positivas y algunas un tanto estresantes sería un completo acierto. Y es que al mismo tiempo que genera contenido, atiende y hace todas las necesidades de la focaccería, el joven cocinero también debe realizar sus deberes y preparar los exámenes del colegio al mismo tiempo que también presentarse en las clases de cocina en el Instituto Argentino de Gastronomía. Pero, ¿cómo hace? “Trato de organizarme como puedo. Priorizo algunas cosas como el colegio y los estudios, que son lo más importante. Siento que sin eso no podría hacer todo lo que estoy haciendo. Al mismo tiempo, soy responsable y trato de cumplir con todo lo que me toca: abastecer la focacceria, hacer la focaccia y los tomates”, cuenta Marc sobre la organización de los tiempos en su vida.
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