DEPORTES

Escaladas urbanas en alturas olvidadas

El arte de conquistar alturas en las ciudades captura momentos increíbles. Edificios que el tiempo quiso borrar atraen a exploradores que desafían estructuras tambaleantes.

Portada de Escaladas urbanas en alturas olvidadas

[Imagen], por Depositphotos.

Por Agustin Dominguez Prieto

Última actualización el 28 de marzo de 2025

En el corazón de las urbes, el bullicio cede espacio al silencio de estructuras olvidadas y da lugar a las escaladas urbanas, una práctica que desafía límites. Los edificios abandonados, con sus muros desgastados y ventanas vacías, se convierten en lienzos tridimensionales para quienes buscan aventura, arte y una conexión visceral con la historia encapsulada en estos gigantes de concreto. En esta búsqueda de alturas, el riesgo y la belleza se entrelazan, y forman una experiencia que trasciende lo físico.

Los orígenes

La escalada urbana, conocida globalmente como urban climbing, nació en el espíritu explorador de los pioneros del urbex (exploración urbana). En estos primeros días, los exploradores se limitaban a documentar sitios olvidados, fascinados por la decadencia estética de fábricas, hospitales y estaciones de tren en desuso. Sin embargo, con el tiempo, el deseo de conquistar alturas llevó a los más intrépidos a mirar hacia arriba, hacia rascacielos y torres que mantenían su imponente presencia en el horizonte de las ciudades.

Escenarios en altura

En América Latina, las ciudades como São Paulo, Ciudad de México y Buenos Aires tienen edificios abandonados realmente cautivantes. En São Paulo, la Torre Siqueira Campos es un punto de interés para los escaladores, porque en esa decadencia encuentran la expansión urbana mal planificada. En CDMX, la Torre Latinoamericana y sus alrededores inspiran tanto respeto como desafío, mientras los audaces documentan vistas panorámicas que encapsulan el pulso de la metrópolis.

Estos edificios, marcados por el tiempo y la indiferencia, tienen desafíos únicos. Las escaleras corroídas, los techos a punto de colapsar y los fuertes vientos en las alturas no son obstáculos menores. Sin embargo, para los practicantes, cada paso hacia arriba es una reivindicación, una afirmación de que incluso en el olvido hay belleza y propósito.

La estética de lo abandonado

La fascinación por estos espacios radica en su dimensión física, pero también en su estética. Los muros descoloridos, los cristales rotos y las sombras proyectadas por la luz que se filtra a través de techos colapsados crean escenarios de una belleza melancólica. Los artistas y fotógrafos lograron de estos lugares unos estudios improvisados, donde las texturas del óxido y los tonos sepia contrastan con la energía de grafitis coloridos y vegetación que reclama su espacio.

Los fotógrafos como Matt Lambros y Romain Veillon se encargaron de inmortalizar edificios abandonados, que capturan la fragilidad estructural y la fuerza emocional que emanan. Estas imágenes, compartidas ampliamente en redes sociales, popularizaron la práctica de la escalada urbana, convirtiéndola en un fenómeno cultural y artístico que desafía la percepción tradicional del espacio urbano​.

Adrenalina y seguridad 

El hecho de subir a un edificio abandonado implica una danza constante entre el peligro y la precaución. Las condiciones estructurales son impredecibles, y un movimiento en falso puede tener consecuencias fatales. Por ello, los escaladores más experimentados invierten en equipo especializado y realizan investigaciones exhaustivas antes de cada incursión. Además, aunque muchos argumentan que su práctica no daña las estructuras, enfrentan restricciones legales en la mayoría de los países, donde ingresar a propiedades privadas sin permiso puede derivar en multas o arrestos. Algunos gobiernos y propietarios comenzaron a ver el potencial de estos espacios como puntos de interés turístico, lo que podría abrir puertas a regulaciones más flexibles. 

[Imagen], por Dreamstime.

En un mundo donde el desarrollo urbano ignora su pasado, la escalada en edificios abandonados actúa como un recordatorio de la impermanencia y la capacidad de recuperación de las ciudades. Cada edificio conquistado es una cápsula del tiempo con capas de pintura descascarada y vistas panorámicas.

Los escaladores urbanos, lejos de ser simples buscadores de adrenalina, representan una nueva generación de exploradores que abrazan tanto el peligro como la poesía en su búsqueda de significados ocultos. 

También puede interesarte