Esta es una historia de superación de un artista al que la música lo convirtió en uno de los referentes urbanos más disruptivos de Argentina. Desde muy joven, mostró una inclinación natural hacia la música, una vía de escape ante la complejidad de su entorno familiar. Nació en la Ciudad de Buenos Aires en el año 2000, su nombre real es Dylan León Masa, pero todos lo conocemos como Dillom.
Comenzó a tocar el bajo a los nueve años y se sumergió en el punk y el hardcore, pero fue el hip hop lo que le permitió desarrollar un estilo propio. A los 15, conoció a MH, con quien arrancó a participar de beatmaker y DJ en el grupo La 31.
Del caos a la salvación
La música fue un pilar fundamental para procesar el dolor que acumulaba desde la niñez. Tras el arresto de su madre, fue a vivir con su padre, pero la estricta dinámica religiosa pronto lo expulsó. Las adversidades no fueron un freno para él, por el contrario, definieron su carácter y posteriormente, nutrieron muchas de sus letras. Fueron momentos de gran oscuridad, sumido en el consumo de drogas y un fuerte resentimiento. En sus primeras composiciones, se vieron reflejadas aquellas vivencias que rompían con los convencionalismos del trap y tenían un enfoque más crudo.
En 2018 debutó como solista con "Dripping", seguido por "Superglue" en 2019, dos sencillos que lo posicionaron e impusieron entre la nueva ola de artistas jóvenes del trap, como Duki y Ysy A, gracias a letras cargadas de humor negro y crítica social. La colaboración en la Bizarrap Music Session terminó de consolidarlo y amplió su alcance, de forma considerable.
El éxito de Post Mortem
El punto de inflexión en su carrera fue con el lanzamiento de su primer álbum, Post Mortem. El disco aborda sus experiencias personales y demonios internos con una brutal honestidad. La banda Beastie Boys fue una importante influencia en su desarrollo. De esta manera, creó un proyecto exitoso en plataformas digitales y que lo llevó a pisar escenarios como el Lollapalooza.
El álbum es una obra visceral. Los temas son personalistas, como su miedo a la muerte y esa lucha interna por encontrar un propósito en medio de la fama repentina. Dillom lo reconoció en varias ocasiones, fue concebido como un disco póstumo en vida, que lo inmortalizaría en caso de que algo le sucediera.
La comunidad creativa
Dillom forma parte de Rip Gang, un colectivo artístico junto con Muerejoven, ODD MAMI y Saramalacara y otros más. Entre todos, lograron formar una comunidad que intenta diferenciarse del resto. Uno de los puntos más altos de esta colaboración fue el lanzamiento de "Tinty Nasty", junto a L-Gante, un tema de trap con cumbia villera, que lo llevó a audiencias más amplias.
Hay una característica muy distintiva de Dillom y es que tiene una capacidad singular para conectar con pibes de su generación. En canciones como "Piso 13", mostró su asombro ante el éxito y la fama, pero no se olvidó de quienes lo subestimaron en sus inicios. Este equilibrio entre vulnerabilidad y agresividad es lo que hace que sus seguidores se identifiquen con él, sus letras y la forma de enfrentar la adversidad.
Un futuro sin límites
Con solo 24 años, las expectativas de la industria musical en él continúan siendo enormes. La capacidad de innovar, en sonidos y letras, lo mantiene fresco. El trap y el hip hop son su fuerte, pero cuenta con la versatilidad de adaptarse a distintos géneros. Dillom es la prueba de que, incluso cuando todo parece perdido, la música puede abrir puertas inimaginables.
[Imagen], por Perfil.