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ARTE URBANO
Clean tagging, el estilo para rayar la ciudad sin pintura ni aerosoles (HIGHXTAR).
No todo en el arte urbano necesita pintura para crear una obra de arte: hay una técnica que juega con la limpieza del espacio público y se llama clean tagging.
Al escuchar el término “graffiti”, todos pensamos en lo mismo: práctica de escritura o dibujo sobre paredes y otras superficies en el espacio público originada en la ciudad de Nueva York que se ha convertido en un pilar de la escena del arte urbano mundial. Sin embargo, la corriente artística ha sido testigo de un estilo que también conquistó los muros y las calles al igual que el graffiti, pero a la inversa. Sí, tal cual lees.
Obra realizada por el artista Paul “Moose” Curtis en colaboración con Green Works (Green Works).
El clean tagging, también conocido bajo el nombre de reverse graffiti, es el arte de crear imágenes u obras temporales o semipermanentes en superficies sucias limpiándolas con un paño o agua a presión en lugar de pintura en lata o spray. Los artistas que practican el arte del graffiti limpio o verde, otros motes que recibe la práctica, suelen utilizar la suciedad de superficies como autos, paredes y suelos para intervenirlas artísticamente con el agua como elemento protagonista. El proceso suele estar acompañado de plantillas para crear diseños más específicos y objetos como paños, cepillos o hidrolavadoras como acompañamiento para crear la pieza.
Popular dentro de la corriente del arte urbano no solo por su compromiso con el medioambiente, sino también por su facilidad y rapidez en cuanto a la creación y duración de la obras, marcas e instituciones reconocidas mundialmente como Discovery Channel, Green Works, Heineken y Ray-Ban han utilizado la práctica del clean tagging para campañas de marketing o acciones de sus productos.
Más allá de que el estilo lleve a creer que los diseños que se pueden crear son escasos por una cuestión de materiales disponibles y posibilidades, el clean tagging ofrece el mismo catálogo de obras que distintas prácticas de arte urbano.
Diseños como paisajes, tags, figuras, rostros, logos y animales son una opción dentro del estilo. Además, la técnica permite jugar con la textura de la superficie y la intensidad del agua para generar contrastes, sombras y relieves que no siempre son posibles con aerosoles o pintura. De esta manera, el clean tagging rompe con la idea de ser un estilo menor o condicionado por su método: ofrece un abanico de posibilidades que va desde lo minimalista hasta lo complejo.
El clean tagging puede ser identificado como uno de los estilos dentro del arte urbano más “amigable” con el medioambiente: no agrega químicos ni aerosoles, no deja residuos de pintura y limpia la mugre o la suciedad que había contaminado un espacio urbano. Aspectos que, sin lugar a dudas, forman parte del cuidado y el compromiso con el espacio público.
Paul “Moose” Curtis, el artista más icónico del clean tagging (DZI).
Pero el también conocido como reverse graffiti lleva consigo un lado que muchos tildan en contra de la responsabilidad ambiental, y está relacionado con el gasto de agua. Se estima que para la creación de una obra en un cuadrado de poco más de cincuenta pulgadas se necesitan entre cuatro y cinco galones de agua. Las hidrolavadoras, el complemento más popular dentro de la práctica, gastan bastante agua, así como también electricidad, dos elementos muy importantes, necesarios y fundamentales en la preservación del entorno natural.
Comparado con prácticas que utilizan aerosoles y pinturas industriales, el clean tagging es un estilo artístico que se acerca más al cuidado del medioambiente que a la perjudicación del mismo, pero tampoco es totalmente “eco-friendly”.
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