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La movida que desafía la gravedad en las calles

El slacklining transforma parques y plazas en pistas de baile aéreas. Una cuerda tensada entre dos puntos logra ser el escenario perfecto de equilibrios imposibles.

Portada de La movida que desafía la gravedad en las calles

El slacklining desarrollado en la Plaza Garay de Buenos Aires, Argentina [Imagen], por Flickr.

Por Agustin Dominguez Prieto

Última actualización el 5 de junio de 2025

Pies que bailan sobre sogas tensas, trucos y una hermandad que se arma en parques y plazas. El slacklining llegó para quedarse en la cultura urbana de Latinoamérica. Una práctica que suma adrenalina y flow al día a día.

El slacklining va más allá de la destreza física, enseña a concentrarse y encontrar el centro en medio del caos de la ciudad. Por otro lado, fortalece el cuerpo y da una paz mental increíble. Después de una sesión, se produce una sensación de conexión con uno mismo y con el entorno. Además, abre las puertas a una comunidad increíble, gente de todas partes con la misma pasión por el equilibrio y la buena onda. 

Una historia con sabor latino

La historia del slacklining empezó en las montañas gringas con escaladores qué buscaban entretenerse en sus ratos libres. La onda se expandió rapidísimo y pegó fuerte en Latinoamérica, donde le pusieron un toque propio. Hay slackliners en plazas de Buenos Aires, en las playas de Río, en los parques de Medellín, dándole algo único a cada lugar. Los pioneros quizás no hablaban español, pero la pasión por el equilibrio y la libertad trascendió idiomas y fronteras, convirtiéndose en una parte auténtica de nuestra cultura urbana.

Trucos 

No solo se trata de caminar, se vuela, se salta y se hace magia. El tricklining es la especialidad para los que buscan la adrenalina pura, con mortales y giros en el aire. Chicos y chicas se juntan en parques para practicar, compartir trucos nuevos y desafiar sus propios límites. El longlining también tiene su mística, se trata de caminatas largas que te exigen concentración al máximo, como si estuvieras meditando pero en movimiento. Y ni hablar del Para los más osados existe el highlining, que cruza alturas que te cortan la respiración. 

Tu equipo para empezar a flotar

Para empezar a darle al slackline, no necesitás una nave espacial. Con una cinta resistente, unos buenos puntos de anclaje como árboles fuertes o estructuras seguras, unas eslingas y un tensor, ya estás casi listo. La clave está en armarlo bien y en empezar de a poco. Los que ya tienen experiencia usan sistemas de seguridad más profesionales, pero para empezar a sentir la sensación, con lo básico alcanza.

Argentina en equilibrio

En Argentina, el slacklining está en ascenso. En los parques de Palermo, en las plazas de Córdoba y hasta en los paisajes patagónicos más increíbles hay jóvenes practicándolo. Diferentes grupos se juntan a practicar, hacer talleres y compartir la pasión por la cinta. 

Un desafío a la ley de gravedad en pleno corazón de la ciudad [Imagen], por National Geographic.

El slacklining es una invitación a ver la ciudad con otros ojos, a encontrar un espacio de libertad, un desafío en medio de la rutina. Si ves una cinta tensada en tu barrio, acercate y animate a probar. Quizás descubrís una nueva pasión. 

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