MÚSICA

"La Mansión" que vio nacer a los artistas más destacados de la música urbana

La icónica propiedad ubicada en la calle Antezana 247, fue testigo del surgimiento artístico de Duki, Ysy A, y Neo Pistea. Tras varios años, se convirtió en un santuario mítico con graffitis y mensajes de fans que, hasta hoy, se acercan para conocerla.

Portada de "La Mansión" que vio nacer a los artistas más destacados de la música urbana

[Imagen], por La Nación.

Por Agustin Dominguez Prieto

Última actualización el 29 de noviembre de 2024

En el corazón del barrio de Villa Crespo, en Buenos Aires, hay una mítica casa de estilo racionalista en la calle Antezana que se transformó en un emblema de la cultura urbana argentina. Fue en ese lugar, donde tres jóvenes promesas, Duki, Ysy A, y Neo Pistea, comenzaron a trazar los primeros bocetos de lo que se convertiría en fenómenos. Conocida popularmente como “La Mansión” fue un espacio de creación, caos, y camaradería, que marcó el inicio de una revolución que resonaría en toda América Latina.

Las promesas que se consagraron

Mauro Lombardo (Duki), emergió del freestyle, destacado por su agresivo flow y letras. Su ascenso comenzó en las plazas de Buenos Aires, específicamente en El Quinto Escalón. Su impacto fue tan significativo que lanzó temas que definieron la dirección del género en el país. 
Alejo Acosta (Ysy A) es otro pilar de este trío. Visionario y creador de El Quinto Escalón, fue clave en la gestación que elevó el rap freestyle a niveles de culto. Desde su estadía en Antezana, se enfocó en construir una carrera a base del talento underground y la producción de alto nivel. 
Por último, Sebastián Chinellato (Neo Pistea) aportó su energía y creatividad, que lo llevaron a ser parte de Modo Diablo, el grupo que formó junto a sus dos roommates. Además, se distinguió por interpretar éxitos como "Tumbando el club" que revolucionó la escena urbana en 2018.

Un icono cultural para la juventud

Aunque su permanencia  fue breve (menos de un año) la huella que dejaron fue imborrableLa fachada de la casa se transformó en un lienzo de graffitis y mensajes de fans, convirtiéndola en un lugar de peregrinación para aquellos que seguían de cerca los pasos de sus ídolos. Este mural, cargado de simbolismo y recuerdos, demostró la conexión que estos artistas forjaron con su audiencia, una relación que iba más allá de la música.
En 2018, tras la salida de los artistas, pasó a manos del propietario actual, quien decidió ponerla a la venta por 850.000 dólares. Actualmente, existe el temor de que el terreno, ubicado en una zona de creciente desarrollo, termine en manos de una constructora, lo que podría significar su demolición. Los fanáticos, conscientes de su importancia cultural, iniciaron campañas para declararla Patrimonio Cultural, con la esperanza de mantenerla viva.

Un espacios de expresión y creatividad

El trío pasó largas horas para crear nuevas canciones y perfeccionar su arte en un entorno que les permitía ser ellos mismos, lejos de los reflectores. Cuenta con dos pisos y 630 metros cuadrados, un hall revestido en mármol, las puertas vidriadas de este espacio se abren hacia un jardín arbolado que genera una sensación de amplitud y conexión con el exterior. La escalera de mármol en el centro del salón conduce a un entrepiso, que se puede usar como sala de estar o despacho, y desde el cual se accede a los cinco dormitorios. La habitación principal cuenta con baño en suite y balcón, con vista privilegiada. 
Otro ambiente distintivo es su terraza de más de 100 metros cuadrados, un lugar que los residentes aprovecharon para diversas actividades, desde reuniones hasta sesiones de grabación. El sótano fue convertido en sala de tatuajes. Además, la propiedad incluye una espaciosa cocina-comedor, dos baños y una cochera, así como un gran quincho con parrilla ideal para reuniones sociales.


De izquierda a derecha: YSY A, Duki y Neo Pistea, los ex integrantes de Modo Diablo[Imagen], por TN.

Desde ese modesto hogar en el barrio porteño de Villa Crespo, los tres artistas cambiaron sus vidas y reescribieron el mapa de la música latinoamericana. La casa de Antezana 247 es un recordatorio de que los grandes movimientos culturales nacen en los lugares más inesperados, guiados por la pasión y el espíritu indomable de aquellos que se atreven a soñar.