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GASTRONOMÍA

Cannoli, preparados en el momento, un deleite que conquista a miles de clientes.
Ubicada en el barrio de San Cristóbal de Buenos Aires, la panadería La Pompeya mantiene viva la herencia de sus fundadores italianos. Desde su apertura a principios del siglo XX, este local es un referente de la pastelería napolitana y la panadería artesanal. La perseverancia de la familia De Riso/Risso y la posterior renovación a cargo de Massimo Maresca hicieron posible que el horno de ladrillos centenario siga encendido y ofrezca productos que son un puente entre el pasado y el presente.
Cannoli sicilianos: la especialidad de la casa, rellenos al momento con unas diez variedades diferentes. Sabores clásicos como ricota con pistacho, y otros más modernos como Nutella o limoncello.
Dulces napolitanos: sfogliatellas, pasticciotti y tiramisú, entre otros.
Panes tradicionales: panes italianos como la fresella y los taralli (rosquitas con anís).
Chiacchiere, un dulce tradicional de la gastronomía italiana. 
Facturas porteñas: clásicos argentinos como medialunas, bizcochitos de grasa y pasta frola.
Pan dulce artesanal: para las festividades, producen un pan dulce artesanal elaborado en su horno centenario, sin conservantes.
La panadería expandió su oferta para incluir servicios de cafetería rápida, que permitan a los clientes disfrutar de sus productos en el local. Esta ampliación de servicios se complementó con la filosofía de producción de La Pompeya, que enfatiza la elaboración artesanal de sus productos. El lema es "elaboración artesanal sin conservantes".
La Pompeya fue fundada por inmigrantes napolitanos. Abrió sus puertas oficialmente en 1920 en la casona de Avenida Independencia 1912. La familia mantuvo la tradición, de manera que, en las primera décadas, vendian exclusivamente panes artesanales, taralli y pan abizcochado. Tras la muerte del fundador, continuaron con el negocio. A principios de los 2000, la panadería enfrentó una crisis, pero supo salir adelante. En 2013, fue adquirida por el italiano Massimo Maresca, quien supo ser cliente de La Pompeya desde niño. Este llegó a la Argentina en 1979 y tomó las riendas del local junto a su esposa Gabriela y su madre Rosetta Romano.
Las Biscotti Di Prato son unas galletas italianas, comúnmente conocidas como cantucci que se caracterizan por su forma alargada y relleno de almendras enteras.
La Pompeya goza de una excelente reputación. En plataformas como Google y TripAdvisor, acumula calificaciones promedio superiores a 4.7 sobre 5. Los clientes valoran la calidad, la autenticidad y la amabilidad del personal. Algunos comentarios en reseñas destacan la frescura de los cannoli y el sabor casero de las facturas.
Por su parte, los diversos reportajes resaltan la calidad artesanal de los productos y el ambiente familiar del local. Incluso, una anécdota mediática menciona a Astor Piazzolla como un cliente habitual.
La Pompeya abre de lunes a sábados de 7:00 a 17:00. La dirección es Avenida Independencia 1912, en el barrio de San Cristóbal, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La panadería mantiene una fuerte presencia en redes sociales, con cuentas activas en Instagram (https://www.instagram.com/lapompeyapanaderia/?hl=en) y Facebook (https://www.facebook.com/PanaderiaLaPompeya/), donde anuncian novedades y responden consultas.
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